Si no nos votas a nosotros… el mismo cuento de siempre

Ya llegan las elecciones generales, y como Bill Murray en la película “El día de la marmota”, nos vuelve a sonar el despertador. En lugar del “I’ve got you baby”, suena otra canción muy conocida: si no nos votas, vendrán otros peores. 40 años perdiendo derechos elección tras elección y todavía hay a quien le gusta esta música. La derrota de la clase obrera es tan grande que muchos aceptan votar a la socialdemocracia -ya sea la original del PSOE o la “progremoderna” de PODEMOS- con tal de perder derechos conquistados, pero perderlos más lentamente respecto a cómo lo haríamos con el trío de la derecha. 40 años escogiendo el mal menor nos han convertido en sujetos pasivos. No construimos, solamente optamos entre lo que el sistema nos ofrece. Solamente hace falta que el sistema nos presente un monstruo más terrible (VOX), para que el privatizador, terrorista y ahora golpista con Venezuela PSOE no nos parezca tan vomitivo.

Falsos dilemas. El sistema los usa para mantenernos atrapados. Un dilema puede ser objetivo si su base es real y en cambio es subjetivo si no tiene una base material y depende de que nos lo creamos o no. Los falsos dilemas suelen ser intersubjetivos, es decir, que dependen de que un grupo de personas – y no solamente una- se lo crean. Mientras este grupo crea en el falso dilema, este actúa, mientras que si el grupo deja de creer en él, se evapora. Un ejemplo es el dilema de la patronal: “u os bajáis el salario o cierro la fábrica”. De nada sirve que un trabajador vea en este chantaje un falso dilema, porque mientras la mayoría crea en él, este dilema se materializará. Si la mayoría deja de creer en ello, las amenazas del patrón dejan de tener fuerza. Si pensamos como individuos adquirimos una actitud pasiva de elegir entre lo que nos dan. Si pensamos como colectivo adquirimos una actitud activa de construcción de una alternativa a lo que nos ofrecen.

En las elecciones se plasman mejor que nunca los falsos dilemas. Todo el mundo intuye que gane quien gane, en realidad quien gobernará serán los grandes empresarios y la banca. Se intuye por lo tanto que el capitalismo seguirá enriqueciendo a los de siempre y empobreciendo al pueblo trabajador. Elegimos la salsa en que nos van a cocinar, pero no el hecho de si nos van o no a comer. Esto seguirá siendo así mientras sigamos teniendo una actitud individual y pasiva; mientras aceptemos votar a la socialdemócrata que sabemos de sobra qué calaña son.

La alternativa no es el voto al Partido Comunista, esto solamente es un paso, la alternativa es la organización colectiva para dejar de pensar en las opciones que el sistema nos ofrece y poner encima de la mesa la propuesta de la clase obrera.

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