Nos convocan a una falsa unidad

Se acercan las elecciones generales y, como sabes, el PCTE presenta sus candidaturas en un gran número de circunscripciones. Candidaturas comunistas formadas por mujeres y hombres que diariamente luchan en nuestros barrios, en los centros de trabajo y estudio, que se movilizan y militan por un país para la clase obrera. Trabajadores y trabajadoras que han dicho ¡basta! y trabajan día a día para que, de nuevo, contemos con un gran Partido Comunista.

Y ante ese paso decisivo, apoyado por las más de 30.000 personas que avalaron solidariamente las candidaturas comunistas, desde algunos sectores se nos convoca de nuevo a una falsa unidad. Nos dicen que nuestra presencia en las elecciones dividirá aún más el voto de la izquierda. Nos dicen que lo útil es concentrar el voto en los partidos políticos que cuentan con más posibilidades.

La unidad es una necesidad para los trabajadores y trabajadoras, no nos cabe duda de ello. Pero no cualquier tipo unidad. No queremos la unidad con quienes tan solo aspiran a gestionar el capitalismo. No queremos la unidad con quienes no cuestionan la Unión Europea ni la pertenencia de nuestro país a la OTAN. No queremos la unidad con los responsables de la desindustrialización y de las reformas laborales, con los que introdujeron en nuestro país las Empresas de Trabajo Temporal y extendieron el despido objetivo. Con aquellos que un verano reformaron el artículo 135 de la Constitución para someter completamente al país a las necesidades del capital, con quienes privatizan, con quienes recortan nuestros derechos y libertades. Con aquellos que apoyan golpes de Estado en terceros países y se ponen a las órdenes de potencias extranjeras, como han demostrado muy recientemente en Venezuela, ante el silencio clamoroso de algunos.

Unidad sí, pero ¿unidad para qué? La unidad a la que se nos convoca es una unidad para que haya un gobierno del PSOE, pues no tienen otra alternativa. Nos dicen que hay que votar unidos para parar a la derecha, como si esa derecha no fuera una consecuencia directa de las políticas que algunos han practicado en nombre de la izquierda. No puede haber unidad con quienes piden el voto con la mano izquierda, para gobernar el capitalismo que nos condena a una vida de explotación y opresión. Ese tipo de izquierda, nos tuvo y nos tendrá enfrente.

Los comunistas queremos la unidad, pero una unidad de otro tipo. La unidad de quienes quieren que, de nuevo, los trabajadores y trabajadoras cuenten con un Partido Comunista. La unidad de los trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo. La unidad del estudiantado en la defensa de su futuro. La unidad de las trabajadoras en la lucha por preservar y extender los derechos de la mujer. La unidad de clase obrera en todas las luchas que se libran para que nuestro pueblo tenga un futuro. La unidad de quienes creemos que todas las riquezas del país se supediten al interés colectivo. La unidad de quienes consideramos que el trabajo es un derecho y un deber, de quienes creemos que no hay razón alguna para que se extienda la pobreza, para que los sueldos no alcancen para vivir o para que haya gente sin casa en un país de casas vacías. La unidad de quienes jamás aceptaremos que en los barrios obreros de Barcelona la esperanza de vida de nuestra gente sea 11 años menos que la de la burguesía, o que vivamos 7 años menos que los capitalistas en el caso de Madrid. La unidad de quienes nos oponemos a la guerra imperialista, de quienes defendemos el derecho de autodeterminación, de quienes nos guiamos por los principios del internacionalismo y la solidaridad.

Pero esas cuestiones no están en el orden del día de la unidad que nos proponen. Se trata por tanto de una falsa unidad. Porque se contrapone a la independencia política de quienes vivimos de nuestro trabajo, porque pretende que nos supeditemos a programas ajenos que no incluyen ninguna de las políticas que podrían conducir al país que aspiramos a construir. Una unidad a la que se nos llama, además, sin ofrecernos la posibilidad de discutir sus condiciones, sin haberse dirigido en ningún momento al PCTE para explorar alternativas, una unidad que por lo tanto no solo es falsa sino que además es impuesta.

Tenemos memoria y experiencia suficiente para rechazar de plano ese tipo de unidad. Memoria para afirmar que el PSOE es un partido capitalista que cada vez que ha tenido en sus manos el gobierno ha realizado una gestión contraria a los intereses de la clase obrera. Experiencia para saber que cada vez que los comunistas nos hemos supeditado a la socialdemocracia, nos hemos vistos envueltos en políticas contrarias a los principios, que han conducido al debilitamiento extremo o a la desaparición de nuestros partidos.
Nuestro país ha sido gobernado desde la Transición por un sistema bipartidista basado en la alternancia en el gobierno entre el PSOE y el PP. Durante la crisis capitalista ese bipartidismo se amplió a izquierda y derecha, tratando de atrapar a aquellos sectores que perdieron las confianza en las fuerzas políticas bajo cuyos gobiernos perdieron el puesto de trabajo, la vivienda y sus derechos más básicos. La maniobra es hábil, no cabe duda, nos ofrecen votar a fuerzas distintas para que al final vuelvan a gobernar los mismos.
No podemos volver a caer en la trampa. En realidad no nos están llamando a la unidad, sino a la rendición. Nos llaman a asumir que no hay otra alternativa, que debemos asumir el capitalismo y sus políticas; que debemos resignarnos, como mucho, a una gestión menos lesiva para nuestros intereses. Nos convocan a negar nuestro programa, a negar nuestra esencia, a negar nuestra historia, a negar nuestros principios, a negar toda aspiración a construir un país y un mundo distinto. Y a ese llamamiento a la resignación, contestamos que nosotros no nos rendimos, que de nuevo hemos levantado nuestras banderas para proseguir una lucha histórica, a la que convocamos a todos los trabajadores y trabajadoras del país.

Frente a la falsa unidad y la resignación, vamos a pedir el voto para restar apoyos a quienes llevan toda la vida explotando a nuestra gente. Vamos a pedir el voto para que los trabajadores y trabajadoras cuenten de nuevo con un gran Partido Comunista. Vamos a pedir el voto para extender ese Partido, para fortalecerlo en los barrios y en los centros de trabajo, para organizarlo donde no exista, para parar en seco el avance de la extrema derecha desde la organización y la movilización social. Porque si los capitalistas han levantado a Vox para defender su programa de máximos, la única manera de hacerle frente es, precisamente, que los trabajadores y trabajadoras levanten en respuesta su propio programa, el de aquel Partido que afirma que es posible derrotar a la burguesía, que es posible construir un país hecho a la medida de quienes todo lo producen, de aquellos que ni se rinden ni se rendirán. Por eso, pediremos el apoyo y el voto para el Partido que no confluye ni confluirá nunca con los partidos del capital.

Pedimos tu apoyo para proseguir una lucha histórica. Pedimos tu apoyo para levantar un Partido al servicio exclusivo de los trabajadores y trabajadoras, un Partido que ha vuelto para construir, esta vez sí, un país para la clase obrera. Frente a la falsa unidad y la rendición pedimos de nuevo tu apoyo para el Partido Comunista.

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