Huelga educativa en Asturies: crónica de un tsunami

Los sindicatos, y los docentes, nos enterábamos por la prensa, como en tantas otras ocasiones, de que la consejería de Educación eliminaba el horario reducido en junio y septiembre en la educación infantil y primaria. Una medida que se vestía como social para garantizar el servicio de comedor escolar también durante esos meses. Excusa que ocultaba la posibilidad de compatibilizar esa medida social con el horario que se venía realizando en esos meses.

Las primeras reacciones no se hacen esperar, los sindicatos reclaman que una modificación sustancial de las condiciones de trabajo debe ser objeto de negociación. Por otra parte, se crea un grupo de Telegram que empieza a ser seguido por cientos de docentes y que llegará a tener más de 3.000 participantes donde se escuchan voces sobre la necesidad de una huelga indefinida para luchar contra esta nueva agresión y para conseguir mejoras para la educación pública asturiana.

En ese grupo, que llamaremos de las camisetas negras, por ser de donde surgió la idea de esa camiseta con la cruz de Asturies para identificar la movilización, empiezan pronto a aparecer mensajes de definición del movimiento como apolítico y al margen de los sindicatos. También aparecieron comentarios orquestados cuya agenda claramente era la de erosionar al Gobierno autonómico e intentar manipular el movimiento convirtiéndolo en un movimiento antisindical, disfrazado de apolítico, pero de confrontación directa con el Gobierno del PSOE e IU desde posiciones reaccionarias.

El PCTE hace entonces un llamamiento a la unidad sindical y a no cometer el error de entregar la justa indignación de los docentes a la manipulación de la ultraderecha, que claramente intentaba hegemonizar el movimiento con su discurso.

Por su parte, entre los sindicatos, ante una imposibilidad de acuerdo con una exigua primera propuesta del Gobierno de Barbón y ante la experiencia pasada y reciente de poca combatividad de los docentes, cada uno sigue su propia agenda, subestimando la gran fuerza movilizadora que se estaba desatando. CSIF juega la carta de subirse a la ola intentando aprovechar la oportunidad de impulsar su opción sindical para crecer en afiliación y en futuras elecciones sindicales. De esta forma, la petición de huelga indefinida en todos los cuerpos docentes no universitarios encuentra la cobertura legal en el sindicato minoritario, que la convoca a partir del 27 de mayo. Por su parte, CCOO, SUATEA y UGT, en unidad de acción, convocan dos días de huelga, el 27 mayo y el 5 de junio, sólo para el cuerpo de maestros con amenaza de indefinida en todos los cuerpos a partir del 9 de junio. Ante esta situación, el mayoritario ANPE, que en un primer momento decide no convocar nada, cambia pronto su actitud ante el empuje que va tomando la estrategia de CSIF y decide convocar una huelga indefinida de una hora diaria.

En ese momento, el PCTE lanza una campaña con carteles y octavillas por los centros llamando a la unidad y al seguimiento masivo de la huelga del 27 de mayo para demostrar la fortaleza del movimiento y forzar la unidad sindical. Pero el Partido lanza también mensajes de propuesta a través del grupo de Telegram, sin ocultar la sigla, para promover la creación de cajas de resistencia en cada centro en las que las primeras contribuciones puedan ser las de los equipos directivos obligados a ser servicios mínimos, a la vez que se plantea la necesidad de organizar piquetes informativos, algo que se había perdido hace décadas en el sector educativo asturiano. El PCTE, en todo momento y en todo lugar, se propuso dar la batalla de las ideas. Los piquetes fueron una realidad, aunque las cajas de resistencia fueron anecdóticas.

La célula de enseñanza pública no universitaria “Hermanos Bárzana”, que agrupa a los docentes del PCTE en Asturies, hacíamos nuestra acción política en cada momento clave de la movilización, emitiendo y distribuyendo por redes sociales y en miles de octavillas comunicados orientando la lucha, haciendo agitación en decenas de centros de estudio, reuniéndonos con los sindicatos, participando en los piquetes y organizando bloques del Partido en las concentraciones y manifestaciones.

El éxito abrumador de la huelga del día 27 y de las concentraciones de miles de docentes ante la Consejería de Educación ese día por la mañana y por la tarde, pero también las excelentes cifras de seguimiento de la huelga del 28 y el resto de la semana con sus correspondientes y masivas concentraciones que se acababan convirtiendo en manifestaciones hacia la Junta del Principado, hace que los cinco sindicatos con representación en la Junta de Personal Docente decidan sentarse a planificar una estrategia común. Los docentes, hasta hace poco un colectivo bastante refractario a la movilización, habían conseguido de forma semiespontánea unir a los sindicatos, que se veían sobrepasados.

La primera decisión unitaria es la convocatoria de una gran manifestación el domingo 1 de junio, que reúne en Oviedo a cerca de 50.000 personas. Además, todos los sindicatos se suman a la convocatoria de la huelga indefinida de todos los cuerpos docentes no universitarios a partir del lunes 2 de junio. En ese momento, el Gobierno cede, retira la medida y deja caer a la consejera de Educación, que dimite; y toman las riendas de la negociación la vicepresidenta y el consejero de Hacienda.

La movilización que surgió como movilización de defensa había conseguido el objetivo, pero ya no era suficiente. El movimiento surgido pasaba a la ofensiva, aunque sin una plataforma reivindicativa clara y consensuada ni entre los propios cuerpos docentes, ni entre las camisetas negras, ni con los sindicatos, que se vieron obligados a plantear como añadido a la retirada de la agresión una ambigua pero hábil coletilla genérica de apertura de una mesa de negociación para la mejora de las condiciones laborales.

A la par, la huelga y las concentraciones siguen, a la vez que se inician encierros y se produce la dimisión en bloque de más de un centenar de directores. Esa es la fuerza con la que se está negociando.

La unidad de acción sindical es ya un hecho, y se ha producido impulsada por el propio movimiento, y esto es así independientemente de que algunos docentes estuvieran bajo la influencia de personajes más o menos afines a la extrema derecha.

Mientras tanto, por un lado, el Gobierno trata de dilatar en el tiempo la negociación para intentar llevar al límite la capacidad de resistencia económica de los huelguistas; por otro lado, la ultraderecha azuza para convertir cualquier plataforma reivindicativa en inasumible y llevar a un callejón sin salida la negociación, favoreciendo así el discurso antisindical y antigobierno. Por su parte, los sindicatos, mirándose de reojo, debían poner fin a una huelga indefinida que empezaba a hacer mella en una cantidad importante de docentes que reclamaban un acuerdo, pero que, contradictoriamente, azuzados por personajes oscuros, exigían contenidos en ese acuerdo que la Administración no estaba dispuesta a dar.

Y el preacuerdo llegó, con una movilización que empezó a la defensiva y que se convirtió en una huelga indefinida con presencia diaria en la calle de miles de docentes y con una plataforma reivindicativa en la mesa de negociación difusa, y en parte desconocida por los propios docentes, con quienes no fue consensuada. En ella, el componente de equiparación salarial era importante, pero se le iban añadiendo reivindicaciones largamente solicitadas; la suma de los diferentes colectivos beneficiados de las mismas podría facilitar un preacuerdo que permitiera desconvocar una huelga indefinida que les quemaba en las manos a ambas partes en la mesa de negociación.

El preacuerdo comprendía 45 millones de euros en tres años, para mejorar algo los salarios, la reducción de horas lectivas, la contratación de más personal, la bajada de ratios, etc. Es firmado por todos menos por CSIF, que sigue adherido al discurso de quienes querían todo o nada. Para el PCTE, el preacuerdo, siendo insuficiente, es una manera de conseguir en la práctica mejoras de cierta importancia y de sacar rédito a una movilización que no se podía saldar con una derrota, pero no nos quedamos ahí. El Partido ha hecho un planteamiento para la promoción de asambleas por centro que permitan mantener la unidad desde la base sin el anonimato de las redes sociales. También se ha expresado con claridad la apuesta por el movimiento sindical y por la elaboración de una plataforma reivindicativa unitaria basada en las propuestas que surgieron durante la movilización y que no ha sido posible acordar en estos momentos. Por último, advertimos que de la mano del rearme y la militarización de la economía van a venir recortes, y hacemos un llamamiento a estar alerta y en disposición de volver a levantar una gran movilización que ya sabemos que es posible también en el sector docente.

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