El Partido Comunista de los Trabajadores de España celebra su III Congreso este mes. En noviembre de 2021 se celebró el II Congreso, que resultó de gran relevancia porque allí se aprobó, tras varios meses de debate colectivo en todas las organizaciones del PCTE y de los Colectivos de Jóvenes Comunistas, el Manifiesto-Programa, un documento fundamental del que el comunismo en España carecía desde hacía décadas. En él, se repasaba de forma crítica la trayectoria del comunismo español, se analizaba el capitalismo a nivel nacional e internacional y, sobre todo, se trazaba una propuesta para derrocar el capitalismo y construir el poder obrero que está llamado a edificar la sociedad socialista-comunista. La militancia del PCTE hizo pública y extensiva esa propuesta –y hoy sigue haciéndola– al entorno del Partido y a toda la clase obrera, la clase social que está llamada a acabar con la explotación de unos seres humanos por otros.
La claridad estratégica que asentaba aquel documento evitaba, como venía ocurriendo en procesos congresuales anteriores, regresar cíclicamente sobre ciertos debates ideológicos de gran calado que, en general, en el panorama del comunismo español no habían sido abordados ni resueltos correctamente y que, por ello, habían tanto generado profundas discrepancias entre posturas a la postre irreconciliables como provocado uniones orgánicas entre organizaciones que terminaban resultando estériles, al no ser fruto de un debate serio, sosegado y científico.
Hoy, en el PCTE, no existen discrepancias político-ideológicas de fondo sobre, por ejemplo, la concepción leninista del imperialismo, la necesidad de la revolución socialista sin etapas intermedias o la intervención de masas y desde los centros de trabajo con el fin de organizar a la clase obrera de manera prioritaria. Y tener eso como una sólida base común permite, precisamente, avanzar en aspectos capitales que acerquen ese objetivo. Son esas cuestiones las que, entre otras cosas, se dirimen en este III Congreso.
Uno de esos aspectos consiste en seguir profundizando y afinando la organización comunista en los centros de trabajo, allí donde más claramente se expresa la contradicción capital-trabajo. El giro obrero que supuso un cambio de política clave en el I Congreso, en 2017, continúa hoy siendo una necesidad imperiosa, tras décadas de vacío de organización comunista en los centros de trabajo, al priorizarse desde las tesis del eurocomunismo la lucha electoral y renunciar a la disputa del poder frente a la clase capitalista.
Otro aspecto es la consolidación y sistematización del trabajo con el entorno del partido. Un partido que se plantea la ingente tarea, en el contexto de desmovilización y resignación actual, de no solo fomentar la propia organización y lucha de la clase obrera por sus condiciones de vida y de trabajo, sino de buscar la elevación político-ideológica de esa lucha hacia una comprensión de la necesidad de derrocar el capitalismo mediante una lucha de clase contra clase ha de contar con un entorno nutrido de trabajadores que, sin formar parte aún de las filas del partido, trabajen activamente por apoyar y difundir su trabajo. Para ello, en este congreso se está tratando de definir mejor la relación y el trabajo con ese entorno.
Además, en un contexto de escalada bélica, aumento de los conflictos entre potencias imperialistas y riesgo de guerra imperialista generalizada, con un preocupante aumento de las posiciones belicistas entre la sociedad, el PCTE sitúa como una prioridad de máximo nivel a corto y medio plazo reforzar una alternativa de clase y basada en el internacionalismo proletario –hoy sin eco en amplias capas de la mayoría trabajadora– que confronte el auge de las posiciones reaccionarias en general y xenófobas en particular. Los tumultuosos cambios en el imperialismo, en las relaciones económicas, se expresan a nivel ideológico y político en posiciones que explican, por ejemplo, el auge de la extrema derecha en no pocos países, y que deben ser confrontadas en todo espacio donde se expresen.
Por último, el lema elegido para el congreso es «un partido para luchar en todas las condiciones». En los tumultuosos y cambiantes escenarios políticos que señalábamos antes, el conjunto de la militancia del partido debe estar preparado para actuar en cualesquiera circunstancias, por complejas o complicadas que sean, y que el trabajo general del partido no se vea comprometido o limitado por ello. Eso implica generar mecanismos que permitan cambiar aspectos del funcionamiento con agilidad y sin afectaciones, dotar a la organización de recursos y tener una militancia altamente preparada que pueda afrontar y aplicar esos posibles cambios.
En definitiva, el PCTE afronta la recta final de un proceso congresual que quiere preparar al partido para seguir luchando, mejor, en la etapa concreta del capitalismo que vivimos hoy día. Analizar las tendencias del sistema imperialista de los últimos años y actuales y su traslación a la economía y la política de nuestro país, así como la trayectoria del partido en los últimos cuatro años, desde el II Congreso, ha llevado a la organización a plantearse una serie de objetivos, como siempre ambiciosos, que terminarán de discutirse el fin de semana del 15 y 16 de noviembre en el plenario congresual. Un partido para luchar en todas las condiciones, para reforzar y guiar la lucha de una clase obrera que sigue siendo la clase social que hace funcionar el mundo y que está llamada a acabar con el sistema criminal que es el capitalismo, frente a una burguesía reaccionaria que quiere a toda costa mantener su posición privilegiada en este sistema caduco.