El fin de semana del 15 y 16 de noviembre se celebró la sesión plenaria del III Congreso del Partido Comunista de los Trabajadores de España (PCTE). Ástor García resultó elegido para un nuevo mandato al frente del partido, y desde Nuevo Rumbo queremos entrevistarlo para conocer el desarrollo del Congreso, los principales debates y acuerdos, y las prioridades de trabajo del partido a partir de ahora.
Nuevo Rumbo: Ástor, gracias de antemano por concedernos el tiempo para esta entrevista. En primer lugar, queríamos preguntarte, de cara a los lectores menos familiarizados con este tipo de procesos, qué significa eso de «sesión plenaria». El Congreso, se entiende, no se circunscribe ni mucho menos al último fin de semana de debates. ¿Cuánto trabajo hay detrás, durante cuántos meses, y cómo se dan estos debates previos en la organización?
Ástor García: Hablamos de sesión plenaria para resaltar que el Congreso no es solamente el fin de semana en que se juntan los delegados y delegadas en Madrid, sino un proceso que se extiende a lo largo de varios meses y del que la reunión en Madrid es el último paso.
En el caso de este III Congreso, el Comité Central aprobó la primera versión de las Tesis en el mes de febrero, así que hemos estado debatiendo aproximadamente ocho meses. Pero hay que tener en cuenta también que hubo un período anterior de otros tres o cuatro meses en los que se prepararon las ideas centrales a debate y los borradores de tesis, con lo que se puede decir que todo el proceso nos lleva más o menos un año.
El proceso congresual, resumidamente, consiste en varias rondas de discusión. Las Tesis aprobadas por el Comité Central se discuten en todas las organizaciones de base (células del PCTE y colectivos de CJC), que aportan sus opiniones, comentarios o dudas. El Comité Central estudia esas aportaciones y elabora una segunda versión de los documentos, a los que se añade un informe de síntesis que profundiza en los argumentos político-ideológicos que sustentan las Tesis y da respuesta a las distintas resoluciones, indicando por qué se aceptan o no. Estos documentos se debaten nuevamente en todas las organizaciones de base y vuelven a enviarse resoluciones al Comité Central, que elabora ya la última versión, que es la que debaten los delegados y delegadas en las sesiones plenarias. Es un proceso largo y exigente, pero permite una gran profundización en los debates.
NR: ¿Dirías, por lo tanto, que el alto grado de unanimidad que se vio en el pleno del Congreso en torno a los documentos no implica que exista poco debate o participación en el conjunto del Partido y la Juventud, como repiten algunos mantras desde posiciones anticomunistas?
ÁG: Todo lo contrario. Me atrevo a decir que el PCTE es posiblemente la organización política que más debate a lo interno. Nuestro método se ha ido mejorando en los sucesivos Congresos y conseguimos que las discusiones de fondo se lleven a cabo sin que eso suponga paralizar el trabajo cotidiano del Partido. No somos un club de discusión ni tampoco un grupo de activistas, pero siempre repetimos que los debates, para tener buenos resultados, deben darse en condiciones adecuadas. No se trata únicamente del juego de mayorías y de minorías, sino de que los elementos político-ideológicos de cada posición queden claros para que cada delegado o delegada pueda decidir.
Un aspecto del que estamos especialmente orgullosos es de la introducción tras cada ronda de debate de lo que llamamos el informe de síntesis. Es una detallada argumentación del Comité Central sobre las motivaciones y las razones político-ideológicas que están detrás de cada tesis propuesta y de los cambios que se van realizando, y sirve para ir fijando cuáles son los aspectos esenciales de debate, de manera que llegamos a las sesiones plenarias con una idea muy clara de qué es lo que hay que debatir en persona.
Si hay unanimidad en las votaciones finales es por dos razones. La primera es que se ha debatido mucho, se ha argumentado mucho y se ha convencido a la militancia de lo que contienen las tesis. La segunda es una cuestión de cultura política: una vez aprobados, los documentos comprometen a todo el Partido a todos los niveles, independientemente de las posiciones que cada uno haya sostenido en el proceso de debate, por lo que es normal que incluso los camaradas que han expuesto posiciones distintas a las finalmente aprobadas se sumen al final a dar su sí a los documentos en conjunto.
NR: Yendo ya al grano, si tuvieras que destacar dos elementos como las principales novedades o avances que ha acordado el Congreso, ¿cuáles serían?
ÁG: No sé si llamarlo novedades o profundizaciones, sinceramente. En este Congreso no hemos cambiado nada de nuestra estrategia, pero sí hemos tenido una muy seria reflexión sobre cómo debemos organizarnos y qué prioridades debemos fijar para encontrarnos en las mejores condiciones que permitan alcanzar esos objetivos estratégicos. Dicho de otra forma, hemos ido detectando carencias y obstáculos en nuestro trabajo, a veces derivados de nuestro propio funcionamiento interno y a veces derivados de nuestro trabajo entre la clase, que exigían cambios en los dos sentidos.
Por una parte, si entendemos, como decimos en el Manifiesto-Programa, aprobado en el Congreso anterior, que la tarea principal es la preparación del factor subjetivo para poder avanzar hacia una situación revolucionaria, eso exige la preparación del Partido y la preparación de la clase, aspectos ambos íntimamente relacionados entre sí. Y se concreta en que el Partido debe organizarse para una mejor intervención entre la clase. Pero no para cualquier intervención, sino para una intervención político-ideológica, que permita superar la situación actual en la que la contradicción capital-trabajo es fácilmente reconducible por la burguesía a parámetros de paz social. Quiero que se me entienda bien: no es que no haya contradicciones, sino que esas contradicciones se canalizan de forma que a la burguesía no le generan una preocupación, digamos, existencial. No obstante, hay una alta volatilidad y las condiciones pueden cambiar rápidamente, pero no llegará una situación revolucionaria real hasta que no haya un Partido Comunista realmente implantado entre la clase obrera, organizado en los lugares clave, que son los lugares de residencia y trabajo de la mayoría obrera.
Solamente un Partido más preparado, más armado y mejor organizado es capaz de intervenir en este sentido entre la clase, para no quedarse como acompañante o seguidor de la lucha económica. No somos un Partido de sindicalistas radicales, sino un Partido Comunista que aspira a que la lucha de la clase obrera sea una lucha eminentemente política, revolucionaria, encaminada a la disputa por el poder y no solamente a la atenuación de la explotación.
De ahí que, en este Congreso, aparte de afinar y mejorar nuestra propia organicidad, también hayamos acordado una serie de sectores prioritarios de la producción donde el Partido tiene que hacerse muy presente, tiene que tener presencia organizada. Esto en sí no es un cambio o una novedad, porque eso venimos diciéndolo desde hace años, pero sí es un paso importantísimo porque ya no se trata solamente de aceptar que el Partido tiene que estar presente directamente donde nace la contradicción principal de nuestra sociedad, sino que vamos más allá, marcándonos objetivos concretos para el desarrollo organizativo en varios sectores y empresas que consideramos clave. Evidentemente, las contradicciones entre el proletariado y la burguesía se manifiestan en más ámbitos que el centro de trabajo, y por eso marcamos objetivos para el trabajo específico hacia la mujer trabajadora, hacia los lugares de residencia de la clase, hacia la juventud trabajadora o contra la guerra imperialista y por la paz, pero todos ellos encaminados a facilitar el desarrollo, la elevación de la conciencia política de nuestra clase y los sectores aliados. Ahí, claro está, juega un papel muy relevante el ser capaces de articular de manera uniforme a nuestro entorno, es decir, a esos compañeros y compañeras que están en contacto con el PCTE, que coinciden con el PCTE, que vienen a nuestras actividades y se movilizan con nosotros pero que, por la razón que sea, no militan con nosotros. Hay otras formas de colaborar y apoyar al Partido; esas personas tienen que jugar un papel activo en el apoyo y popularización de los análisis y las propuestas del Partido, pero veíamos que cada célula lo trabajaba de una manera diferente, por lo que decidimos colocar la discusión encima de la mesa para unificar los objetivos y el estilo de trabajo hacia esas personas.
NR: En lo inmediato, ¿cuáles son los próximos pasos que dará el PCTE para empezar a aplicar los acuerdos adoptados por el III Congreso?
ÁG: El nuevo Comité Central tiene que aprobar la composición de los órganos y organismos centrales y los planes de trabajo para el mandato, así como los objetivos y directrices organizativas para la celebración de la ronda de conferencias que elegirán a los comités intermedios, que tendrá lugar en el primer semestre del nuevo año. Por supuesto, es un período de gran importancia porque hay una renovación general de los órganos de dirección a todos los niveles y, además, habrá que establecer con cada célula cuáles son las prioridades de intervención en los próximos años, teniendo en cuenta que hemos fijado unos sectores prioritarios en los que nos hemos puesto como objetivo tener organización partidaria cuanto antes.
NR: Si miramos a la historia más reciente del PCTE, que echó a andar con renovadas fuerzas en noviembre de 2017 y adoptó esa nueva denominación en marzo de 2019, ¿cómo caracterizarías o ubicarías este III Congreso en la trayectoria del Partido, es decir, qué avances ha supuesto y qué otros aspectos ya existentes en el funcionamiento o el trabajo del partido ha venido a consolidar?
ÁG: El PCTE es heredero de una tradición y esa tradición se remonta mucho más allá de 2017. Así es como analizamos y entendemos nuestro proceso de desarrollo, independientemente de que nos llamemos PCTE desde 2019. Como decía antes, el Manifiesto-Programa es una pieza clave en nuestro desarrollo porque supuso un punto de inflexión, al cristalizar en un documento toda nuestra propuesta estratégica, es decir, la declaración abierta de que nuestros objetivos no son otros que el derrocamiento del capitalismo en España, junto con una propuesta para la construcción socialista en nuestro país. Entonces, si hubiera que decirlo rápido, en 2017 sentamos las bases organizativas para poder elaborar el Manifiesto-Programa del II Congreso, que llamamos Congreso del Centenario precisamente para subrayar la vinculación histórica de nuestro Partido con la creación del PCE como sección española de la Internacional Comunista, y ahora hemos comenzado a desarrollar ese documento situando los retos organizativos necesarios para llevar a cabo lo que decimos en él, tras comprobar cómo todavía existían en nuestra organización dejes y reminiscencias del eurocomunismo que tanto daño hizo al movimiento comunista. Por eso hablamos de la necesidad de la bolchevización, entendida como ruptura total con las influencias todavía presentes del eurocomunismo y recuperación del Partido revolucionario.
NR: En el pleno del Congreso estuvieron presentes delegaciones de tres partidos comunistas, de Grecia, Turquía y México. En concreto, ¿en qué se basan los lazos estrechos que unen al PCTE con estos tres partidos para que militantes suyos asistieran a todos los debates? Y, en general, en un escenario mundial de escalada bélica, incremento de las guerras y de las posiciones sociales favorables al rearme y al militarismo, ¿cómo se materializa en lo concreto esa consigna distintiva del movimiento comunista internacional: el internacionalismo proletario?
ÁG: Agradecemos mucho que estos tres Partidos aceptaran nuestra invitación a estar con nosotros en los debates finales. Pero agradecemos más todas las opiniones y comentarios que realizaron a lo largo de los meses que ha durado el proceso de discusión. Quizás los lectores no sepan que nuestras Tesis fueron enviadas en su momento a varios Partidos, los más cercanos y con los que tenemos más relación, para que conocieran nuestros debates y nos dieran su opinión. No todos estuvieron en Madrid en las sesiones plenarias, pero han conocido a fondo nuestra discusión y nos han trasladado valiosas aportaciones y reflexiones. Esto es posible porque el grado de confianza y de cercanía ideológica con nuestros Partidos hermanos es muy alto, claro. Ello es así porque nuestras relaciones internacionales se han construido con paciencia, con franqueza y con camaradería, conociendo en profundidad la experiencia y las condiciones de lucha de cada uno, en múltiples reuniones y viajes. Para pasar de ser una consigna a una realidad, el internacionalismo proletario parte del reconocimiento de que somos una misma clase a nivel mundial y de que las condiciones específicas en que cada uno luchamos, que son importantes, determinan muchos aspectos de nuestra lucha, pero no alteran ni los objetivos estratégicos ni los principios. Este reconocimiento mutuo, esta voluntad de avanzar hacia el derrocamiento revolucionario en cada país, esa coincidencia en los análisis y en los posicionamientos sobre asuntos clave que afectan a la clase en todo el mundo, ese aprendizaje conjunto a partir de la experiencia de cada cual, son elementos con un inmenso valor que atesoramos y cuidamos.
NR: El último fin de semana de enero, apenas dos meses y medio después de este III Congreso del PCTE, los Colectivos de Jóvenes Comunistas celebran su XII Congreso. ¿Qué significado e importancia tiene para el PCTE ese congreso de su Juventud Comunista, y en general el trabajo conjunto de ambas organizaciones?
ÁG: Los CJC son una parte esencial e inseparable del PCTE. Estamos muy orgullosos de su trabajo y de que la relación entre el Partido y la Juventud haya alcanzado el punto en el que nos encontramos hoy, de relaciones muy fluidas y con un entendimiento general sobre qué papel juega la Juventud Comunista en el desarrollo partidario y en la aplicación de los acuerdos congresuales. Ha habido etapas muy tormentosas en las relaciones Partido-Juventud. No hablo solo de España ni solo de nosotros, creo que hay ejemplos de sobra. Por eso le hemos dedicado esfuerzo y tiempo a esta cuestión. Para que la Juventud Comunista se sienta parte del Partido, debe participar en los debates en pie de igualdad, debe aportar en la elaboración de la línea política, y en el caso de CJC lo hace desde las organizaciones de base, desde los colectivos, como hace el resto de células del PCTE. Creo que esta forma de trabajar está dando grandes resultados, porque la interiorización de las prioridades y de las posiciones político-ideológicas es natural, no impuesta. Así se concreta, en la práctica, que los CJC no sean otra organización con la que tenemos un trato preferente o fraternal, sino una organización del Partido que tiene una tarea específica y prioritaria hacia un sector de la clase que sufre especialmente las consecuencias del capitalismo, y ello dentro de los planteamientos estratégicos aprobados por todos. Alcanzar esta situación ha llevado su tiempo, pero es muy positivo y pensamos que es una muestra relevante del grado de madurez del Partido en su conjunto.
Muchas gracias por la entrevista, Ástor, que confiamos en que resulte de interés para los lectores de Nuevo Rumbo que quisieran saber qué ha deparado el III Congreso del PCTE. Suerte y ánimo con todo el trabajo que se deriva de ahí a partir de ahora.