Crónica de una infamia anunciada

Viernes 18 de marzo, una carta al Rey Mohamed VI de Marruecos y rueda de prensa del Ministro de Exteriores, José Luis Albares. Poco después, comparecencia de este último en la Comisión de Exteriores del Congreso.

Esta ha sido la puesta en escena del cambio oficial de posición del Gobierno de España con respecto a la cuestión saharaui, cambio que viene a poner negro sobre blanco lo que ya era una realidad, todos los gobiernos de España desde el abandono del Sáhara Occidental y, con ello, su responsabilidad como potencia colonial, han primado los intereses geostratégicos de nuestro país sobre los derechos de un pueblo digno al que la clase obrera y el pueblo de España nunca han dejado atrás, tampoco lo haremos ahora.

Ahora que está tan de moda la palabreja de la geostrategia para justificar posiciones del todo injustificables desde el internacionalismo proletario, conviene recordar que los intereses de la España capitalista no son, ni lo serán nunca, los de su mayoría trabajadora, sino tan solo los intereses de la burguesía que hace del Estado su herramienta para tal fin.

Los intereses de la España capitalista han primado siempre la relación de mutua dependencia y “buena vecindad” con Marruecos. De allí no tenemos campañitas plañideras de vulneraciones de derechos humanos, por cierto, como sí nos llegan de otros países, curiosamente de aquellos con intereses opuestos a nuestra burguesía.

La ocupación española de los territorios que hoy constituyen la República Árabe Saharaui Democrática se remonta a las postrimerías del XIX, tras la pérdida de casi todas las colonias y en pleno reparto del mundo por las potencias coloniales, en el tránsito a la fase superior del capitalismo, el imperialismo. Los territorios colonizados llegaron a constituirse como una provincia más, el Sáhara Español en 1958, de ahí que muchos saharauis tengan la nacionalidad española, aunque esta les sea negada u obviada en muchos casos.

En un mundo donde la existencia de la URSS y el resto de países socialistas sirvió para fortalecer la lucha por la independencia de las colonias, el movimiento de liberación nacional en el Sáhara fue tomando forma y fuerza en la década de los 70, siendo un punto culmen la constitución del Frente Polisario en 1973, comenzando la lucha armada contra la ocupación española.

Las aspiraciones de Marruecos y Mauritania para anexionarse el territorio del Sáhara Español ya se habían expresado en el seno de la ONU y se habían rechazado, señalando la necesidad de descolonizar el territorio y a España como responsable por ser la potencia ocupante. En 1970 la ONU solicita a España la celebración de un referéndum de autodeterminación, posición que es aceptada en 1974, aunque nunca se haya materializado. La situación de España donde el movimiento obrero apretaba y empujaba hacia el fin de la dictadura fascista, llevó a Marruecos a ocupar el Sáhara Occidental en la Marcha Verde el 6 de noviembre de 1975. Este movimiento fue diseñado y apoyado por Estados Unidos, en el que se movilizaron a cientos de miles de civiles marroquíes junto a unidades militares, ocupando el territorio, logrando el inmediato reconocimiento de Estados Unidos y Francia, a pesar de las condenas de la ONU. Reforzar a Marruecos significaba debilitar la influencia del campo socialista en la zona, la libertad de los pueblos no era en este caso argumento.

A los pocos días firman los acuerdos de Madrid, el 14 de noviembre de 1975, mediante el cual se establece una administración temporal conjunta del territorio saharaui de Marruecos, Mauritania y España, retirándose finalmente España del territorio en febrero de 1976 y  produciéndose la proclamación de la RASD. La lucha armada del pueblo saharaui con el Frente Polisario a la cabeza consiguió expulsar a Mauritania en 1979 aunque Marruecos ocupó esta zona. La lucha armada se prolonga, la RASD consigue pleno reconocimiento de la Organización de la Unidad Africana, provocando el abandono de Marruecos de esta. Con el apoyo fundamental de Francia y EEUU, Marruecos consigue mantener la ocupación y comienza la construcción del muro que dificulta las operaciones del ejército saharaui. Este muro mide 2.720 kilómetros, atraviesa el Sáhara Occidental de Norte a Sur, ha llegado a contar con 100.000 soldados vigilándolo y los alrededores están infestados de minas antipersona.

En estas condiciones se firmó un acuerdo de paz en agosto de 1988 en el que se incluía la solución del referéndum de autodeterminación, así como el despliegue de una fuerza de la ONU, Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental, que supuestamente velaría por la celebración de la consulta y el alto el fuego. El triunfo de la contrarrevolución en la URSS y en la mayoría de los países socialistas provocó un enorme cambio en la correlación de fuerzas y desde entonces Marruecos sigue ocupando el Sáhara, oprimiendo duramente al pueblo saharaui en los territorios ocupados y sin ninguna intención de celebrar el referéndum.

Como potencia colonial, todos los Gobiernos de España son responsables de esta situación. Las promesas que en la oposición han hecho durante décadas el PSOE y ahora también las fuerzas de Unidas Podemos han sido siempre traicionadas desde la Moncloa. En 2020, a raíz de la enésima violación de las condiciones del alto el fuego por Marruecos con los incidentes en el paso de Guerguerat, el Frente Polisario retomó la lucha armada contra la ocupación. Los comunistas en España apoyamos la lucha por la independencia de la RASD en esta nueva fase y ante esta nueva traición de la socialdemocracia.

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