Sobre Kosovo y los Estados Unidos de Europa

Decía Lenin que, en las condiciones económicas del imperialismo, entendidas como exportación de capitales y reparto del mundo por las potencias capitalistas, unos hipotéticos Estados Unidos de Europa son “imposibles o reaccionarios”. Ni siquiera es posible pensar una paz duradera, como muestran las recientes tensiones entre Kosovo y Serbia.

El pasado septiembre de 2021, Kosovo advirtió a Serbia que dejaría de reconocer las matrículas y documentación de su país para circular en su territorio, como respuesta a la inexistente reciprocidad de las emitidas en República de Kosovo (nombre que se dio tras la declaración unilateral de independencia amparada por la OTAN) para entrar en Serbia.

La medida entraba en aplicación el pasado 1 de agosto, pero, la respuesta de los serbios en Kosovo bloqueando las carreteras hacia la región de Mitrovica donde son mayoría y obstaculizando los pasos de Brnjak y Jarinje, que llevó al cierre de la Policía de Kosovo de la frontera con Serbia, ha llevado a retrasar la medida hasta el 1 de septiembre por parte de Pristina, momento a partir del cual es previsible que se reavive el conflicto.

Desde Rusia, con un frente de guerra abierto en Ucrania contra la OTAN y la Unión Europea, el portavoz del Kremlin Peskov ha mostrado su rotundo apoyo a Belgrado. “Estamos cerca de los serbios de Kosovo. Creemos que estas son demandas absolutamente irrazonables”, ha dicho. El jefe de la diplomacia europea, miembro del partido gobernante en España, Josep Borrell, instó a las autoridades de Serbia y Kosovo a “discutir el camino a seguir y evitar que estas tensiones puedan aparecer de nuevo”. Sin embargo, en lo que concierne al bloque europeo, la posición en torno al reconocimiento de Kosovo es dispar. España, Grecia, Eslovaquia, Chipre y Rumanía no reconocen la declaración unilateral de independencia, por lo que el conflicto podría despertar algunas de las contradicciones latentes entre los miembros de la Unión Europea.

Sin embargo, pese a las declaraciones de unos y otros, el conflicto no se cerrará, ya que está avivado por las contradicciones entre potencias capitalistas que se disputan la región, apelando al nacionalismo albano o serbio para situar a los trabajadores tras los intereses de unos u otros capitalistas y usarlos como carne de cañón para su guerra imperialista en la disputa por las zonas de influencia, las rutas comerciales y la exportación de capitales.

Hay que recordar que la OTAN armó y financió a los paramilitares de la UÇK (que contaban con numerosos crímenes contra serbios, gitanos y albaneses a los que consideraban “colaboracionistas”) para promover la secesión de Kosovo y convertirlo en una plaza militar de la alianza atlántica. La ofensiva de la UÇK contra Serbia y la consiguiente respuesta de la última, constituyó el pretexto para el criminal bombardeo de la OTAN en 1999. El disfraz democrático que se vistió llevaba por argumento que Serbia pretendía una limpieza étnica de albanos en Kosovo, por lo que la alianza tenía que intervenir bombardeando casas, puentes, fábricas, edificios de televisión estatal, etc. asesinando a más de 1200 personas y utilizando el uranio empobrecido. Convirtieron Kosovo en un centro de detención alternativo a Guantánamo y hoy es una base de la OTAN.

La declaración unilateral de independencia de 2008 vino a dotar de estatuto político a los países que utilizan Kosovo como delegación de sus intereses en la región, contando con la KFOR como fuerza atlántica con más de 3.700 soldados. Ésta ya ha advertido que está “dispuesta a intervenir si peligra la estabilidad”, es decir, si el conflicto no se satisface en función de sus intereses. Sobre esta base, no es posible construir paz para los trabajadores, que son apelados por el nacionalismo de unos u otros capitalistas, en lo que entra en juego el actual conflicto por la documentación y matriculación de curso legal en el territorio. Sin el derrocamiento del poder capitalista, cualquier “solución” es temporal y cualquier “unión” de países capitalistas, por mucho que apele a la paz y la convivencia, es “imposible o reaccionaria”.

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