Los vientres de alquiler: una cuestión de clase

La reciente expulsión del Partido Feminista por Izquierda Unida expresa cómo las organizaciones a la izquierda del sistema han pasado a ocupar el papel de organizaciones de la izquierda del sistema. Falsos debates y dilemas (¿feminismo clásico o teoría queer? ¿sexo o género como sujeto central o único del movimiento feminista?) que ayudan eficazmente al sistema de dominación capitalista atomizando el movimiento popular, atravesándolo de falsas contradicciones y haciendo asimilables sus añicos, sus argumentarios y tablas reivindicativas para perpetuar el poder de la clase explotadora.

La actual contienda en la que parecen querer implicarnos a todos y todas parece ir de mujeres contra gays o feministas clásicas contra transexuales, y no es otra cosa que la heredera contemporánea de la clásica falsa batalla de mujeres contra hombres, con la que quisieron y consiguieron dividirnos y debilitarnos usando para ello el feminismo burgués y pequeñoburgués. Estos lodos vienen de los polvos del abandono de la lucha de clases y de la negación del único sujeto social realmente capaz de superar todas las formas de la opresión y la explotación: la clase obrera.

Por eso los y las comunistas no vamos a alinearnos detrás de ninguna de las posiciones en conflicto, sino a afirmar una vez más que el dilema es otro y que hay una tercera perspectiva: la perspectiva de clase.

Vamos a referirnos a algunos aspectos concretos en los que este debate se ha venido materializando. En ausencia de un fuerte movimiento obrero organizado bajo su programa independiente de clase, el capitalismo ha hecho suyas algunas de nuestras reivindicaciones históricas y ha sacado de ellas buen partido. Sobre todo, ha sacado buen partido de las teorías postmodernas que suplantaron la contradicción principal por innumerables contradicciones secundarias y supieron sacar provecho de la debilidad y división del movimiento obrero organizado y la traición de buena parte de sus dirigentes.

En esa línea, son muchas las cuestiones en las que nos están dando gato por liebre. Apaciguan nuestra sensibilidad ecologista alimentando y cebando al lobby “verde” y convenciéndonos, con el Fondo Monetario Internacional, de que los principales enemigos del medio ambiente somos la clase obrera por pagar demasiado barata la factura de la luz.

En nombre de la “igualdad de género”, en la UE las mujeres hemos retrocedido en materia de edad jubilatoria y normativa sobre trabajo nocturno como acertadamente señaló recientemente durante una conferencia en la Universidad la comunista griega Elenin Bellou.

En nombre del “derecho a decidir” y la “libertad de elegir”, secciones enteras de la izquierda capitalista defienden la prostitución como si realmente fuese una elección libre, y la “gestación subrogada” que no es otra cosa que el alquiler de vientres de mujeres pobres, mujeres de la clase obrera, mujeres de la periferia del podrido mundo capitalista e imperialista, para su uso reproductivo por los ricos (hombres y mujeres, casadas y solteros, homosexuales y heterosexuales, cisgénero y transgénero, señoritos y señoritas ricos y pijos/as de todos los sexos, géneros e identidades) y nuevo nicho de enriquecimiento y acumulación de capital para empresas y agencias legales y clandestinas.

El programa del gobierno de coalición socialdemócrata habla de eliminar esta práctica. Pero en España el artículo 10 de la Ley 4/2006 de Reproducción Asistida venía “previniendo” ya contra la “gestación por sustitución”, lo cual no ha impedido los entre 800 y 1000 contratos al año por españoles y españolas de úteros alquilados en otros países, negocio redondo para grandes empresas que operan en España y en otros países a la luz del día para captar clientes y clientas. Cualquier ciudadano o matrimonio español puede viajar legalmente al extranjero y tener un hijo a través de este procedimiento. California y otros estados facilitan además los trámites legales, ofreciendo un reconocimiento oficial de la filiación que luego se presenta ante las autoridades españolas. Antiguamente las hijas de los ricos iban a abortar a Londres, hoy van a hacerse gestar sus hijos de diseño en los vientres de millones de mujeres empobrecidas de la clase trabajadora.

En el mundo capitalista, la libertad de elegir es la libertad de explotar a la inmensa mayoría que no puede elegir.

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