De entrada, no

Desde hace un tiempo para acá, nos encontramos con que ciertas izquierdas vuelven una y otra vez a los debates sobre la prostitución, el aborto, los vientres de alquiler… Debates todos ellos que afectan directamente a las mujeres trabajadoras pero que, aparentemente, poco o nada representan para esas supuestas izquierdas.

La socialdemocracia está jugando muy bien sus cartas. Donde antes decían que eran abolicionistas, ahora lo dicho tiene un matiz, un pero… Y la razón no es otra que el hecho de que por un lado tienen compañeras dentro del espacio feminista que no son abolicionistas, que se siguen creyendo el cuento ese de la “libre elección” de las mujeres para prostituirse. Y por otro lado, necesitan contar todos y cada uno de los votos que precisan para seguir manteniéndose en sus sillones.

También nos encontramos a personas autodenominadas marxistas defendiendo la prostitución. ¿Cómo es posible llamarte marxista y defender la prostitución y que no se te ponga la cara colorada? Estas personas podrán llamarse lo que quieran, pero que no intenten ensuciar al marxismo con mentiras.

La prostitución, tal y como dice Alexandra Kollontai, “se desarrolla y prospera en la época dominada por el capital y la propiedad privada” (La prostitución y cómo combatirla, 1921). Por lo tanto, ¿cómo va a ser una realidad que la prostitución pueda ser libremente ejercida en un sistema como el capitalista? El capitalismo fomenta y fuerza la prostitución, con mujeres vulnerables, para seguir sacando el máximo beneficio posible porque su estructura se basa en eso, en la explotación, ¿y qué mejor que explotar a mujeres y niñas vulnerables, llenas de miedo, muchas veces extranjeras, en un país que no es el suyo y sin ningún tipo de contacto con sus seres queridos? Llamarse marxista y defender la prostitución es una contradicción hasta biológica, citando una de las frases más conocidas de Allende.

Pero es que lo mismo pasa con los vientres de alquiler. A sectores de la denominada izquierda les parece lo más normal del mundo alquilar cuerpos de mujeres, pobres en la mayoría de los casos, para comprar y vender bebés a sus amigos… ¿Si los cuerpos fueran los suyos, estarían tan encantados de que les explotaran y los usaran hasta que se gastaran? Y lo peor de todo es que nos encontramos con una Ministra de Igualdad que aparece aplaudiendo y reivindicando en actos de organizaciones que abiertamente han defendido, y defienden, la prostitución y los vientres de alquiler… ¿Qué clase de Ministra de Igualdad es aquella que se relaciona con los que abusan, explotan y maltratan a las mujeres, a aquellas que tanto dice defender?

Siguen siendo asesinadas mujeres y menores, las trabajadoras seguimos ocupando los trabajos parciales y temporales, seguimos cobrando menos por el mismo trabajo, seguimos teniendo problemas, día sí y día también, con la conciliación… Pero no, lo que importa para ciertos grupos de la izquierda es que la burguesía pueda elegir cuándo quiere un hijo o hija y desecharlo si no les interesa porque para ellos y ellas la paternidad y la maternidad son derechos indiscutibles, por encima de cualquier valor ético y moral; lo que pretenden es que el proxenetismo y la trata de personas sean legales para que se pueda seguir sacando rédito económico de una manera ya legítima y lícita.

Muchos de estos sectores ponen también el grito en el cielo por el aborto, como si el mayor deseo de las trabajadoras fuese abortar y utilizar esto como método anticonceptivo. Pues las comunistas lo dejamos claro: el aborto es un derecho conquistado por las trabajadoras hace más de 100 años y debemos seguir defendiendo este derecho como algo ganado a través de una prolongada lucha. Es completamente inconcebible que alguien que se denomine marxista y de “izquierdas” no apoye el derecho al aborto… ¿Acaso quieren que, como antaño, solo las ricas puedan tener acceso a esta posibilidad mientras que las trabajadoras mueran en las intervenciones o tengan descendencia a la que no van a poder dar una vida digna?

Lo que está claro es que estas posiciones lo único que hacen es legitimar la desigualdad inherente al propio sistema capitalista. Las trabajadoras no vamos a alcanzar nuestra emancipación plena dentro del capitalismo, pero todos los derechos que ganemos, después de muchos años de lucha, son un paso importante.

Debemos reivindicar la abolición de la prostitución alto y claro, debemos rechazar los vientres de alquiler sin titubeos y debemos apoyar que el aborto sea completamente legal, público y gratuito en cualquier parte del mundo.

Desconfiemos de aquellos y aquellas que bajo el escudo de “ser de izquierdas” nos quieran recortar en derechos y ampliar su marco de explotación con cualquier mecanismo legal que se saquen de la chistera. Desconfiemos de las sonrisas y de las promesas, porque nada tienen que ofrecernos a la clase obrera para mejorar nuestras condiciones de vida. Recordemos aquel “OTAN, de entrada no”… Resulta muy parecido a ese “Soy abolicionista, pero…” o “No estoy a favor, pero hay que legislar sobre los vientres de alquiler…”.

Hace más de 100 años se sentaron las bases tanto técnicas como materiales para la liberación de las trabajadoras. La lucha por el socialismo, y el derrocamiento de este sistema, es fundamental para nuestra emancipación en tanto que mujeres y trabajadoras.

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