Mujer trabajadora, en el Partido tienes tu puesto de combate

Como no nos cansamos ni nos cansaremos de decir las comunistas, la lucha por la emancipación de la mujer está intrínsecamente ligada a la lucha por enterrar el sistema capitalista. La desigualdad en el ámbito productivo, la asunción por nuestra parte de la inmensa mayoría de las tareas vinculadas al trabajo reproductivo y de cuidados atienden a las necesidades del sistema y de los capitalistas. Por la avaricia de quienes viven de la explotación y el abuso, es que se mantienen las bases sobre las que se asienta la violencia.

Por supuesto con la complicidad de los gestores de sus intereses, especialmente abominable la de aquellos que con piel de cordero nos cuelan las medidas del lobo. Aquellos y aquellas que, hablando en nuestro nombre, pero sin nosotras, perpetúan el papel social de la mujer, perpetuando así la desigualdad y la violencia.

Es hora de tomar el futuro en nuestras manos, confiando únicamente en nuestras propias fuerzas. Un futuro en el que nuestras miras están bastante más lejos de igualarnos a nuestros compañeros en la miseria y la explotación, nuestra lucha no puede ser por aflojarnos un poco las cadenas sino por romperlas. Como mitad de la clase obrera que somos nuestra lucha va de la mano con la lucha por la toma del poder, por el poder de quienes todo lo producimos; y como mitad de la clase, somos imprescindibles para conseguirlo.

Imprescindibles en el fortalecimiento de la herramienta que nos lleve hasta la batalla final, porque en cada centro de trabajo o de estudios, en cada organización vecinal donde hay una comunista organizando la lucha por las mejoras inmediatas estamos organizando y acumulando fuerzas para la total emancipación de la mujer trabajadora.

Vinculando cada lucha aislada a la necesidad de construir un país donde la explotación no tenga cabida. Donde el hogar no sea una carga sino un lugar de descanso agradable, donde las familias sean una elección libre, voluntaria y deseada y no una obligación y donde el trabajo no nos coma la salud.

A todas las mujeres trabajadoras, las comunistas os decimos que es hora de dar un paso al frente. De no resignarnos con las migajas, porque soñamos con un mundo nuevo y vamos a conquistarlo.

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