El Guernica de Picasso 85 años después: un testimonio de nuestra historia

Era 26 de abril. Plena primavera. Año 1937. Centenares de personas asesinadas por el bombardeo de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, aliados del bando franquista. Guernica pasaría a la historia como uno de los símbolos de los horrores de la guerra.

El bombardeo de Guernica ha inspirado al mundo del arte y la literatura a lo largo de los años. Ejemplo de ello es el poema Guernica, de Blas de Otero, uno de los principales representantes de la llamada poesía social en España. Pero sin lugar a duda, si hay algo que nos viene a la mente cada vez que oímos el nombre de Guernica es la pintura, del mismo nombre, del artista Pablo Picasso.

En el año 1937, Josep Renau, destacado militante comunista, era el director general de Bellas Artes del Gobierno de la República. No solo fue uno de los artífices de la protección y la salvaguarda del Tesoro Artístico del país durante la guerra, sino que fue la persona que, bajo mandato del Gobierno, encargó a Pablo Picasso, a principios de ese año, que creara una obra de gran formato para el pabellón español en la Exposición Internacional de ese mismo año en París.

Le pidieron desde el gobierno, nada más y nada menos, una pintura mural que cubriera varios metros del pabellón. Fue muy reticente a colaborar en un primer momento y no sentía ningún tipo de inspiración, motivo por el cual tarda varios meses en ponerse manos a la obra.

Cuando a través del periódico LHumanité, órgano oficial del Partido Comunista Francés, del 28 de abril de ese mismo año, con el que Picasso tenía contacto constante, lee la noticia del bombardeo de Guernica, Picasso encuentra la inspiración inmediata.

A principios del mes de mayo empezará con los primeros bocetos del cuadro, y lo acabará en junio. Gracias a la fotógrafa francesa Dora Maar, todo el proceso de creación de la obra, desde el principio hasta el final, está documentado.

Ya desde el primer momento, en los primeros esbozos, aparecen las figuras principales de su obra: el toro, el caballo, la mujer con la luz y ese guerrero en el suelo que está derribado. En estos primeros bocetos, también aparecerá la madre con su hijo muerto en brazos. Figuras, todas ellas, que nos muestran de una manera desgarradora los horrores de una guerra que solo trajo represión, muerte y miseria a la clase obrera española.

Poco a poco, rellenando los espacios, dándole a toda la composición un sentido narrativo gracias, en parte, a la propia horizontalidad del mural, el 4 de junio de 1937, un mes después de haberlo empezado, Picasso da por finalizada su obra.

Así, a mediados de junio, el Guernica será trasladado al pabellón español y se expondrá en un lugar privilegiado: el atrio del pabellón. La pintura, considerada como una de las obras de arte más importantes del siglo XX, empezará su propio recorrido y su propia historia, siendo un claro ejemplo de lo que la pintura puede significar: como denuncia social, como una manera más de mostrarnos nuestra historia.

Como ya es bien sabido por todo el mundo, Pablo Picasso en esos momentos ya era un artista consagrado y reconocido por todos los rincones del mundo, y por lo tanto, es lógico que una obra de tal magnitud como el Guernica se expusiera en diferentes lugares. Una vez acabe la Exposición Internacional, el marchante de arte Paul Rosenberg hará que el Guernica se exponga en ciudades como Gotemburgo o Copenhague. Una de las exposiciones más importantes fue la que se hizo a lo largo del Reino Unido, puesto que el Guernica sirvió para recaudar fondos para el Comité de Ayuda a los Refugiados Españoles (National Joint Commitee for Spanish Relief). En Londres la exposición tuvo un gran éxito y ayudó a sensibilizar a los británicos sobre la situación que se vivía en España en esos momentos.

Una vez acabe la aventura británica, y bajo la decisión de Picasso, el Guernica viajará hasta Nueva York para ser protegida en el Museum of Modern Art (MoMA) de la ciudad, y de ahí, la obra será expuesta a lo largo de Estados Unidos además de por diversos países.

El Guernica permanecerá en el MoMA hasta el año 1981, en el que la obra regresa a España, como era el deseo del artista. Picasso dejó constancia de que el Guernica debería volver a España cuando se restaurara la República y se restablecieran las libertades públicas en España.

Hoy, en el 85 aniversario del Guernica, resuenan más fuerte que nunca las palabras del pintor: “No, la pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo”.

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