Antonio Gades: nuestro camarada

En el año 1936, concretamente el 14 de noviembre, nacía en Elda Antonio Esteve Ródenas, conocido por todos como Antonio Gades. Ya es casualidad que Gades naciera exactamente el mismo día en que se funda el Partido Comunista de España como Sección Española de la Internacional Comunista —del que el pasado 2021 celebramos el centenario—. Así, el mismo día de su nacimiento está marcado por el Partido Comunista, del que formará parte hasta el último día de su vida.

Proveniente de una familia obrera (su padre se dedicaba a la construcción y su madre trabajaba en la industria del calzado), ya desde pequeño tendrá profundamente marcada su condición de clase. Un mes antes de nacer, su padre, Vicente, se va a Madrid para integrarse en el Batallón Octubre como voluntario para combatir al fascismo, algo de lo que Antonio se sentirá toda su vida profundamente orgulloso: “Cuando yo nací mi padre había renunciado a estar presente en el nacimiento de su hijo para estar al lado del pueblo, con un fusil en la mano, algo que me llena de orgullo”, llegó a decir en una ocasión. Con solo conocer sus precedentes, no es de extrañar que Gades siguiera el rumbo de su padre y diera un paso al frente para integrarse en las filas del Partido Comunista.

Su vida no fue fácil, el hambre estuvo presente durante gran parte de su niñez y juventud. Es por eso por lo que, a muy temprana edad, con tan solo 11 años, empezó a trabajar. Fue botones, ayudante de fotógrafo, incluso intentó ser torero y boxeador… hasta que, gracias a una vecina que le vio bailar, llega al mundo de la danza.

A partir de aquí, todo es historia de la danza española e internacional. Porque Antonio Gades es uno de los mejores bailarines que ha tenido España. A partir de los 16 años empieza la vida de Antonio Esteve Ródenas como el trabajador de la cultura.

Gades crea auténticas obras maestras en sus años como bailarín y la primera de ellas será Bodas de Sangre, como homenaje a Federico García Lorca, cuya gran acogida del público le hará viajar a Italia. Y es justamente en Bolonia, en el año 1975, donde decide retirarse del baile, fruto de las ejecuciones franquistas del 27 de septiembre de ese mismo año.

Se trasladará junto a su entonces pareja, Pepa Flores, a su residencia de Altea para, unos años más tarde, en 1978, trasladarse a Cuba invitado por la bailarina Alicia Alonso, persona que le convence para que vuelva a bailar. Gades siempre tuvo su posición política clara: “Nacido de padre republicano, habiendo recibido una educación republicana, he luchado, lucho por las ideas socialistas. Yo no pienso que sea necesario considerar la política como un asunto de profesionales. Yo quiero defender los derechos del hombre y los derechos del trabajador. Quiero una sociedad más justa”. Y su estancia en Cuba no hará más que refrendar sus ideales.

Será en Cuba donde verdaderamente tome conciencia de lo que significa ser un trabajador de la cultura y gracias a su etapa cubana, y a todo lo que aprendió de la mano de Alicia Alonso, se le ofrecerá la dirección del Ballet Nacional Español, aventura que durante dos años le dará muchísimas satisfacciones y reconocimientos tanto a nivel profesional como personal.

Gades no se olvidará de Cuba y vivirá muchas temporadas en la isla, puesto que para él era una de las cosas más importantes de su vida, donde cosechó grandes éxitos y donde comprobó lo que el socialismo es capaz de hacer. Siempre dejó claro que para él Cuba no era una aventura, sino “el puerto de mi vida”.

Tanto era el amor de Antonio por Cuba y su Revolución que dos de sus hijas se llaman Celia y Tamara por su admiración y amor a Tamara Bunke y Celia Sánchez, heroínas de la Revolución Cubana, y sus cenizas reposan en el Mausoleo de los Héroes del Segundo Frente Oriental ‘Frank País”, en Santiago de Cuba.

Antonio Gades siempre tuvo claro que la vida sin luchar contra todo aquello que sea injusticia, no tiene sentido, dejando en nuestra memoria palabras como las siguientes: “No tenemos otra alternativa que soñar, seguir soñando, y soñar, además con la esperanza de que ese mundo mejor tiene que ser una realidad, y será realidad si luchamos por él. El hombre no puede renunciar nunca a las utopías. Es que luchar por una utopía es, en parte, construirla”.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies