Reflexiones de un ferroviario

La situación que vivimos los trabajadores de Renfe es ver cómo a la empresa en la que trabajamos le cuesta una barbaridad conceder tasas de reposición suficientes para mitigar las pérdidas de trabajadores que se han producido en los últimos 20 años. Seguimos lidiando con la pérdida de poder adquisitivo por la inflación, la externalización de cargas de trabajo a subcontratas, la ineficaz aplicación de normativa desactualizada, la falta de seguridad en el colectivo de comercial y la doble escala salarial de los operadores de ingreso.

El día 19 de octubre cientos de delegados y trabajadores de los tres sindicatos mayoritarios, SEMAF, CCOO y UGT, se plantan frente al Congreso de los Diputados para exigir la reanudación de la negociación de un convenio completamente parado, sin ningún interés por parte de la empresa de ceder y acercar posturas. A su vez, CGT y SF hacen lo mismo el día 20.

Para el 28 de octubre se convoca una huelga seguida de dos paros parciales en noviembre. Como resultado de la convocatoria la mesa negociadora se reúne con el comité de empresa planteando una serie de mejoras en la tasa de reposición, una subida del 3,5% y la aplicación de la jornada de 35 horas. Con esta nueva perspectiva los sindicatos desconvocan la huelga y retoman la negociación.

Lo cierto es que la división de intereses por parte de los diferentes sindicatos no beneficia en nada para mantener una postura sólida y unida frente a la empresa. La subida salarial que no llega a cubrir la inflación y las pequeñas concesiones se ven como un logro por el miedo a plantear un conflicto más largo y por el hecho de a quién se le plantea: a la socialdemocracia.

Si hay algo que debamos celebrar es que nuestro ferrocarril retome las movilizaciones, luche por las mejoras de las condiciones laborales y señale el camino para la recuperación de cientos de puestos de trabajo externalizado hacia empresas privadas. La plantilla de Renfe en sus tres colectivos (maquinistas, comerciales y operadores de fabricación y mantenimiento) mostró su firme propósito de querer pelear por sus derechos y por mantener un servicio público y de calidad en España.

Si hay algo que debemos no olvidar los trabajadores es a confiar en nuestras propias fuerzas, no albergar ninguna esperanza en el gobierno socialdemócrata, no conformarnos con las pequeñas concesiones por desconvocar una huelga y no esperar nada de quienes gobiernan para los capitalistas, lleven el color azul, el rojo o el morado en su solapa.

Si algo debe recordarse es a los trabajadores de la Renfe cortando la vía por la pérdida de derechos, las rebajas salariales y falta de reposición de personal. En la lucha obrera solo nosotros vamos a pelear por lo que nos pertenece. Seguiremos al pie del cañón luchando por un país para la clase obrera y seguiremos señalando a los que solo nos conceden sus migajas con sus reformas.

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