Romper las cadenas, construir una vida nueva

Fue en 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, y a propuesta de la dirigente comunista Clara Zetkin, cuando se aprobó, por más de 100 delegadas de diversos países, la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

A pesar de que el feminismo quiera apropiarse de los orígenes y el significado del 8 de marzo, la historia demuestra que fueron las mujeres trabajadoras, apoyadas por sus partidos revolucionarios y obreros, quienes dotaron de carácter de masas y revolucionario al 8 de marzo.

Este año, en las movilizaciones que haya a lo largo y ancho del país, vamos a encontrarnos un claro carácter electoral. No olvidemos que en mayo son las elecciones municipales y autonómicas en muchas Comunidades Autónomas, y las trabajadoras vamos a ser utilizadas por unos y otros como propaganda y arma arrojadiza.

Vamos a escuchar repetidamente que el Gobierno ha hecho mucho por las mujeres (en abstracto) y que, gracias a su feminismo, hoy podemos vivir mejor. Pero lo que no vamos a oír, en ninguna circunstancia, es que las trabajadoras estamos sufriendo con dureza los efectos de la Reforma Laboral auspiciada por Yolanda Díaz, o que la subida de precios hace insostenible poder llegar a fin de mes. Bajo esa estrategia del “todo va mucho mejor, peor os iría con la derecha gobernando”, pretenden poner a las trabajadoras a defender intereses ajenos a los suyos, asumiendo proyectos políticos de la burguesía, para seguir lucrándose a nuestra costa.

Exoneran al sistema capitalista de la situación concreta que tiene la mujer trabajadora en la sociedad, hablando de un sistema patriarcal que sitúa a los hombres por encima de las mujeres y que es el causante de todos nuestros males. Con este discurso, no hacen más que blanquear un sistema que históricamente nos ha relegado a un papel subsidiario a las mujeres. No, el problema no son los hombres y no existe una comunidad de mujeres homogénea: el problema es el sistema capitalista que nos oprime como mujeres y nos explota como parte de la clase obrera.

Romper las cadenas. Porque solo acabando con el sistema capitalista nuestra emancipación como mujeres de la clase obrera será posible. Ya lo dijo Clara Zetkin: “Por ello la lucha de emancipación de la mujer proletaria no puede ser una lucha similar a la que desarrolla la mujer de la burguesía contra el hombre de su clase; por el contrario, la suya es una lucha que va unida a la del hombre de su clase contra la clase de los capitalistas. […] La mujer proletaria combate codo a codo con el hombre de su clase contra la sociedad capitalista”.

Construir una vida nueva. Organizadas, luchando todos los días contra toda forma de explotación y violencia hacia las trabajadoras, dando un paso al frente para organizar la lucha con las nuestras y construir esa vida nueva dentro de una sociedad libre e igualitaria para todo el conjunto de los trabajadores y las trabajadoras.

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