La tercera ola y la crisis del sistema

La segunda ola terminó justo a tiempo para que pudiera dar comienzo la tercera. Las cosas como son: la gestión de la crisis la tienen bien organizada. Todo en orden: la miseria en su sitio, creciendo, los contagios lo mismo, concentrados en una misma clase, el sistema sanitario público como lo querían, colapsado, las cuentas de resultados de las grandes empresas lo único saneado, y disparándose. En definitiva: los que no se iban a quedar atrás, atrás; y saliendo juntos, la burguesía y sus gestores.

No hace muchas semanas, a mediados del otoño, todavía era fácil escuchar en los medios dudas sobre si el incremento de contagios, hospitalizaciones y muertos por covid en España y en gran parte del mundo podía calificarse ya como segunda ola. Negar la realidad, para despistarla, es un recurso habitual de quien la dirige. Cuando las cifras de la segunda ola tocaron techo y comenzaron su tendencia descendente, entonces sí, ya no cabía duda de que estábamos en la segunda ola, porque se la vencía. La tercera ola, arrasándolo nuevamente todo, sólo unas semanas después del barrido de la segunda, coincide con la llegada de la vacuna. Los efectos de ésta sobre la pandemia, por desgracia, sólo comenzarán a notarse con los meses. Así pues, 2021 comenzará con una situación sanitaria y social mucho peor que la que dejó 2020. Y no hay solución que el sistema encuentre para evitarlo.

La tercera ola de la pandemia es la continuidad de la crisis del sistema. Será mayor que la primera y que la segunda olas, siguiendo el lógico y terrible devenir de las crisis en el capitalismo. Porque las consecuencias dramáticas que están dejando la pandemia de covid y su gestión son el reflejo de un sistema senil y doloroso, desquiciado y egoísta.

Las únicas soluciones que el capital y su gobierno en España están encontrando para gestionar la pandemia son parches keynesianos y política comunicativa de vendehumos. Mientras tanto, la pandemia es un tupido velo sobre el aumento de trabajadores muertos en accidente laboral (casi 600 en los primeros diez meses de 2020, más que en 2019, a pesar de la destrucción de empleo), un tupido velo sobre los 1800 menores de edad viviendo durante meses sin electricidad en la Cañada Real, a diez kilómetros de la Puerta del Sol, un tupido velo sobre el aumento de negocio de la industria militar y de la sanidad privada (campeonas emergentes sobre todas las olas del covid), un tupido velo sobre los muertos incontables en las residencias de ancianos, sobre las aulas de la escuela pública en barracones, un tupido velo sobre un rey desnudo (que es el menor de sus problemas, casi un golpe de suerte), un tupido velo sobre el empleo destruido y sobre los muertos que fueron y serán para salvar la economía (la economía de ellos).

La tercera ola es la crisis del sistema. O acabamos con ese bicho o no van a dejar de llegar olas que lo arrasen todo.

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