Nacimiento, desarrollo y mutación del PCE congreso a congreso

El I Congreso (marzo de 1922). Los primeros pasos

Marzo de 1922, meses después de fusionarse el Partido Comunista Obrero Español y el Partido Comunista Español en el Partido Comunista de España (Sección Española de la Internacional Comunista) tiene lugar su I Congreso.  Se debaten sus tesis y estatutos, unas nos hablan del frente único, a los otros aún les quedarían pasos para completar la bolchevización. Antonio García Quejido será el nuevo Secretario General, histórico dirigente del PSOE y la UGT, de aquellos que como él  o Perezagua estuvieron presentes tanto en su creación como en la del PCOE y la del PCE.

El II Congreso (verano de 1923). Momentos de clandestinidad

Un año después, en el verano de 1923, tiene lugar el II congreso del PCE, siendo su Secretario General César Rodríguez González. Aunque ha surgido con cierta base entre la clase obrera de lugares como Asturias o Vizcaya, el Partido aún no tiene la suficiente fortaleza como para oponer una respuesta a la Dictadura de Primo de Rivera que comienza en septiembre de ese año. El PCE va a vivir uno de sus momentos de clandestinidad.

Sumado al aumento de la represión, la situación del PCE no se caracteriza precisamente por su estabilidad. Se suceden las conferencias y reuniones del Comité Central (ejemplo: Durango 1927, incorrectamente referenciado durante décadas como una Conferencia, tal y como se puede comprobar en las páginas de las publicaciones de la Comintern) que combinan la solución (o el intento) de resolver los problemas internos con el planteamiento de respuestas a la Dictadura de Primo de Rivera.

El III Congreso (1929). El carácter de la revolución española

En 1929 tendría lugar en el exilio el III congreso del PCE. Apenas acuden delegados, su entonces Secretario General (José Bullejos) está encarcelado y actúa como Secretario del Partido Vicente Arroyo, junto con el apoyo de los franceses Duclos y Rabaté. Este congreso aplica las posiciones del VI Congreso de la Internacional Comunista celebrado en 1928, situando la idea de que la revolución en España será democrático-burguesa y que deberá ser dirigida por la clase obrera. Se confronta (al igual que se hará en 1930 en la llamada Conferencia de Pamplona, en realidad Bilbao) con quienes pretendían dejar la dirección de la revolución democrática en manos de la burguesía, caso de los partidarios de Maurín en Cataluña.

El IV Congreso (Sevilla, 1932). Algunas precisiones

Sevilla, marzo de 1932. El IV Congreso tiene lugar tras un año donde la Comintern ha enviado a España dos cartas con importantes críticas, una en mayo de 1931 y otra en enero de 1932. Sus propuestas también se enmarcan en las posiciones del VI congreso de la IC. Frente a la falsa idea de un congreso que coloca encima de la mesa una política frentepopulista o que moderase sus críticas a la socialdemocracia, nos encontramos con un cónclave que apuesta por el frente único por la base y que no deja duda sobre la división de campos entre reforma y revolución. Las críticas de la Comintern al sectarismo de algunos dirigentes en ningún caso pretendían en ese momento un acercamiento al PSOE.

No es casual que se realizara en Sevilla ya que era uno de los puntos clave del desarrollo del PCE. Durante esos días se detuvo a uno de sus delegados Ramón Casanellas, responsable durante su época anarquista del atentado contra el presidente Eduardo Dato y uno de los principales dirigentes del Partido en Cataluña.

Entre verano y otoño de 1932 se produce el relevo en la Secretaría General, con la expulsión de José Bullejos y de otros dirigentes y la elección de José Díaz como nuevo Secretario General, quien tardará unas semanas en comenzar a ejercer, al estar encarcelado, pagándose la fianza con los fondos recaudados entre los obreros sevillanos, especialmente los del puerto.

Octubre del 34 ejemplifica a las claras que la revolución socialista está a la orden del día. Sin embargo, el PCE insiste en la idea de culminar primero la revolución democrático-burguesa. Los acontecimientos posteriores (la represión, el VII Congreso de la Comintern, la victoria electoral del Frente Popular…) hacen al PCE insistir en esa posición.

La situación previa a la guerra nacional-revolucionaria paralizó la convocatoria del V congreso del PCE (formalmente convocado, a través de una circular de normas enviada a inicios de mayo de 1936, para el 12 de julio) que será pospuesto sin fecha una vez estalle la contienda.

Pleno Ampliado del CC (Valencia, 1937). En plena guerra nacional-revolucionaria

En Valencia, en marzo de 1937, tiene lugar un Pleno Ampliado del Comité Central que tiene, en la práctica, la importancia de un congreso. Se elige un nuevo Comité Central y se profundiza en la política del PCE ante la guerra, insistiendo en la idea de que se lucha por una República democrática parlamentaria de nuevo tipo con fuerte contenido social. No como descripción de la República en guerra sino también como propuesta de futuro. Las limitaciones que el PCE se autoimponía con estas posturas redujeron el impacto de sus propuestas, ya que en muchas ocasiones o no se aplicaban o lo hacían tarde.

Tras el fin de la guerra nacional-revolucionaria, golpe casadista mediante, el PCE comienza su reorganización en el interior (en las fábricas, en las cárceles, en los barrios, en la guerrilla) y en el exilio. Ya apuntada en el Pleno del CC de mayo 1938, se va a desarrollar la “política de Unión Nacional” (en cierta  medida el intento de ampliar las alianzas hacia sectores que pudieran tener contradicciones con Franco y Falange: monárquicos y católicos) concretada a través de distintos manifiestos o de la organización de la Unión Nacional Española (en muchas ocasiones se habla de la UNE como si fuera toda la política de Unión Nacional pero es una parte) con su rama guerrillera, la Agrupación de Guerrilleros Españoles. 

Tras el Pleno del CC de Toulouse, en diciembre de 1945, calificado por Líster como un ejercicio de triunfalismo, el PCE ingresa en la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas y años después, a inicios de los 50, se creará el Frente Nacional Antifranquista. Distintas expresiones organizativas de la misma idea: la apuesta de una etapa democrática intermedia entre el capitalismo y el socialismo formulada en muchas ocasiones bajo el paraguas de considerar a España como un país atrasado, caracterización determinada por la pervivencia de vestigios feudales. 

La famosa reunión de la dirección del PCE con Stalin, celebrada en 1948 para evaluar distintos aspectos de la política del partido, llevará a acentuar la intervención de los comunistas en los centros de trabajo (frente a ciertas visiones simplificadoras de este periodo no es correcto entender que no hubiera experiencias previas), siendo también clave en la decisión de abandonar la lucha guerrillera (las formas en que se ejecutó en la práctica esta decisión no fueron las más adecuadas).

V Congreso (1954). Programa del Partido Comunista de España en la lucha por la independencia y la democratización de España, por el mejoramiento radical de las condiciones de vida del pueblo español

Del 12 al 21 de septiembre de 1954, sesionó en Checoslovaquia el V Congreso del PCE. Hacía 22 años que el Partido no celebraba un congreso y, en ese periodo, los comunistas españoles habían participado en la revolución de octubre de 1934, en la guerra nacional-revolucionaria, en los frentes de batalla de la Segunda Guerra Mundial, en la clandestinidad y en la guerrilla.

El congreso, del que tan sólo formaron parte 64 delegados y unos 30 invitados, discutió el Programa del Partido, que caracterizaba la revolución española como una revolución democrática, dirigida a eliminar las supervivencias feudales a través de una serie de transformaciones económicas, sociales y políticas. Se opta por la organización de un Frente Nacional Antifranquista que coordine a todas las fuerzas de oposición en la perspectiva del derrocamiento del franquismo y la formación de un gobierno provisional revolucionario, integrado por todos los partidos y organizaciones que participen en el frente.

El Informe sobre el Programa del Partido corrió a cargo de Vicente Uribe. Tras el V Congreso, Dolores Ibárruri continúa ostentando la Secretaría General, a la que accediera tras el fallecimiento de José Díaz el 19 de marzo de 1942.

VI Congreso (diciembre 1959). Carrillo accede a la Secretaría General

En marzo de 1956, se celebra el XX Congreso del PCUS. El triunfo del sector revisionista encabezado por N. Kruschev y el llamado “proceso de desestalinización”, que comienza con la sorpresiva presentación del “Informe Secreto”, tendrá un efecto devastador en el PCE. Bajo el pretexto de la lucha contra el “culto a la personalidad” el grupo revisionista encabezado por Carrillo liquida a Vicente Uribe y debilita las posiciones de otros cuadros históricos.

En el plano político, se introducen una serie de modificaciones en el Programa de 1954. La revolución democrática, como sucede en otros partidos del movimiento comunista internacional, se caracteriza como revolución antifeudal y antimonopolista. Se aprueban también algunos cambios organizativos, con la sustitución del Buró Político por un Comité Ejecutivo. La Pasionaria pasa a ocupar el puesto honorífico de Presidente del Partido. Carrillo es nombrado Secretario General.

VII Congreso (agosto 1965)

Desde 1956 venían intensificándose las tensiones en el seno de la dirección del Partido. La corriente encabezada por Santiago Carrillo se fortalecía, pero también en su seno surgían divergencias. Una de ellas fue la polémica con Claudín y Semprún, que se saldó con una seria crisis que por primera vez en muchos años afectaba a cuestiones estratégicas. Otra, la polémica iniciada con la carta enviada por Ardiaca, Núñez y Ormazábal desde el penal de Burgos.

Cuando comienzan las sesiones del congreso en las afueras de París, Santiago Carrillo ostenta ya un poder sin contrapeso. Además de zanjar la polémica con Claudín y Semprún, el congreso ratificará la táctica de la Huelga Nacional Política, que en conjunción con la coordinación Pueblo-Ejército, abriría paso a la democracia antifeudal y antimonopolista, entendida como una etapa intermedia en el avance hacia el socialismo. A su vez, se confirmaba una clara apuesta por el desarrollo de las Comisiones Obreras. Del VII Congreso no ha quedado otra base documental que no sea el Informe de Santiago Carrillo. Los principales aspectos fueron debatidos a espaldas del activo militante que combatía al fascismo en el interior y en la emigración.

VIII Congreso (julio 1972)

En el periodo que conducirá al VIII Congreso, las posiciones del PCE se deslizan con rapidez hacia el antisovietismo, tal y como quedará de manifiesto ante la intervención internacionalista del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, en la primavera de 1968. La denominada línea pro soviética, representada por Eduardo García y Agustín Gómez y por gran parte de las organizaciones en la emigración, será expulsada del Partido en diciembre de 1969. La operación se completará con la expulsión de Enrique Líster, en el pleno ampliado del Comité Central celebrado a las afueras de París en agosto de 1970.

En julio de 1972, comenzarán las sesiones del VIII Congreso. El PCE acepta el Mercado Común Europeo, sanciona la política de convergencia concretada en el Pacto por la Libertad y formula con más precisión la estrategia de la Alianza entre las Fuerzas del Trabajo y la Cultura. Una nueva generación venía a reforzar las posiciones formuladas por Santiago Carrillo y se aprobaban mayores competencias para el Comité Central. Las bases para la formulación del eurocomunismo estaban sentadas.

II Conferencia 1975. Manifiesto-Programa

El antisovietismo, las expulsiones de cuadros históricos y la abierta represión contra todo desacuerdo político, hacen crecer la oposición interna y se intensifica el proceso de ruptura y la organización de nuevos grupos opuestos a la línea revisionista impuesta por la dirección.

En junio de 1974 se presenta la “Junta Democrática”. En julio, Carrillo viaja a Roma y realiza una gira con el PCI del “compromiso histórico” en la que, junto a Berlinguer, se formula explícitamente el eurocomunismo. El Programa aprobado en 1954, con las modificaciones aprobadas en 1959, había envejecido. Se convoca entonces la II Conferencia con la intención de aprobar un Manifiesto-Programa en el que se formula la “vía española al socialismo”, en la que, profundizando en elaboraciones anteriores, se defiende la lucha por una etapa intermedia de democracia política y social o democracia antimonopolista y antilatifundista, sobre la base de la táctica y la estrategia anterior: Junta Democrática, Alianza de las Fuerzas del Trabajo y la Cultura, Huelga Nacional, aceptación del Mercado Común Europeo, aceptación del pluripartidismo, etc.

IX Congreso (abril 1978). Se completa la mutación

En el periodo transcurrido entre el VIII y el IX Congreso, el primero celebrado en condiciones de legalidad desde 1932, se produce la completa mutación del glorioso Partido Comunista de España en una fuerza socialdemócrata aupada sobre la lucha heroica de decenas de miles de comunistas en el interior y en la emigración.

La política de “concentración democrática”, precedida de la asunción de los Pactos de la Moncloa, se presentaba como la continuidad de la política de “reconciliación nacional” planteada en 1956 y como fórmula concreta de llevar a término la llamada “democracia política y social”, etapa intermedia en el avance hacia un difuso socialismo que se alcanzaría profundizando la democracia burguesa por la vía de las reformas parlamentarias. El PCE había renunciado a la lucha de clases. El abandono formal del marxismo-leninismo, ponía la guinda al proceso de corrosión revisionista y mutación socialdemócrata.

El PCE, había dejado de ser “el Partido”.

Enmakón Boyero y Raúl Martínez

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