De salud sexual y reproductiva y su interés para las trabajadoras

Durante estos días no hemos parado de escuchar diferentes opiniones sobre el proyecto de reforma de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobado por el Consejo de Ministros el martes 17 de mayo.

Entre las novedades está la vuelta al derecho a las jóvenes de 16 y 17 años, así como las mujeres con discapacidad, a abortar sin la necesidad del consentimiento de sus tutores legales y el llamado “derecho a la salud menstrual”.

Son dos cuestiones que, en primera instancia, son beneficiosas para las mujeres de la clase obrera partiendo de la base de que ninguna ley bajo el sistema capitalista tiene como objetivo mejorar las condiciones de nuestra clase, pero sí tienen mucho que ver con la propaganda y las “medallas” que se puedan otorgar en la batalla, en este caso, entre diferentes facciones de la socialdemocracia.

Nos han vendido como algo histórico el hecho de que España vaya a ser el “primer país de Europa” en el que se va a disfrutar de una baja menstrual. Y se olvida que el primer país en reconocerlo fue la URSS de los años 20, a través de la lucha de revolucionarias como Alejandra Kollontai. Una vez más, intentan esconder lo que las comunistas y los comunistas consiguieron en pro de los derechos de las trabajadoras.

Por otra parte, nos venden como un avance que vaya a estar regulado el derecho individual a la “objeción de conciencia”. Que siga existiendo la objeción de conciencia va a permitir que se siga como hasta ahora: que haya mujeres que tengan que desplazarse cientos de kilómetros de su lugar de residencia para poder acceder a la interrupción voluntaria del embarazo. Si ya hablamos de menores de 16 y 17 años, eso de no depender del consentimiento de sus tutores legales, se hace muy complicado.

En esta nueva reforma que quieren que sea aprobada nos hablan también de un nuevo permiso preparto desde la semana 39 de gestación. Sí, muy bien que las trabajadoras tengan este nuevo permiso, pero… ¿dónde quedan los permisos postparto? Seguimos con unas bajas de maternidad y paternidad irrisorias en España, que no permiten conciliar y que obligan a miles de trabajadoras volver a sus puestos de trabajo a escasos cuatro meses de haber dado a luz, o a acogerse a excedencias con la pérdida de poder adquisitivo que eso conlleva. Porque no nos olvidemos que somos las mujeres las que más excedencias pedimos para poder cuidar de nuestros hijos e hijas.

Lo más novedoso, en todo caso, podría ser eso de las “violencias reproductivas”. Y deja mucho que desear: hablan de la explotación reproductiva como un tipo de violencia contra las mujeres, pero no mencionan perseguir a las decenas de agencias de España que hacen publicidad sobre la “gestación subrogada”, o a las cadenas de televisión que dan voz a estas prácticas, por ejemplo.

Una vez más, tenemos claro que no podemos permitirnos ninguna confianza en la socialdemocracia.

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