¿Por qué nos presentamos a las elecciones?

Siempre que hay una convocatoria electoral mi entorno me pregunta: ¿por qué os presentáis los comunistas a las elecciones? Ese es un momento en el que suelo sacar a relucir el viejo folleto de Lenin de El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo. Por lo general mi oyente no acaba convencido del todo y es que es muy difícil confrontar con la lógica del mal menor.

Pero esta vez la conversación parece más sencilla. El bochorno que durante los tres últimos años han producido las fuerzas políticas del oportunismo en Andalucía ayudan claramente a deslindar los campos. La candidatura con la que se presentaron en 2019 se rompió en el Parlamento de Andalucía con acusaciones mutuas de transfuguismo entre los anticapitalistas de Teresa Rodríguez y la Izquierda Unida de Toni Valero que no escondieron nunca que se trataba del control de la suculenta subvención al grupo parlamentario. Posteriormente, el que parecía un feliz matrimonio entre Podemos e Izquierda Unida se convirtió en una carrera sin frenos hacia el precipicio entre ambas fuerzas por el control de los cabeza de lista de cada provincia y la candidatura a la presidencia de la Junta. Conocemos la historia: el órdago lanzado por Podemos impidió registrar con su marca la coalición electoral (Por Andalucía) lo que les ha dejado fuera de las subvenciones electorales ¡Una vez más hablando de subvenciones! Mientras se escriben estas líneas, Por Andalucía y la candidatura de la reconvertida en líder nacionalista Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) se torpedean mutuamente por el control de la subvención electoral y el acceso a los debates en RTVA. Desde luego, la política del oportunismo no se diferencia demasiado de la noche de los cuchillos largos de Génova 13.

¿Durante este tiempo, en el que el oportunismo se ha estado sacando los ojos, qué ha pasado en nuestra región? El gobierno del Partido Popular y Ciudadanos, con apoyo parlamentario de los señoritos de VOX, ha convertido, en plena pandemia, el sistema sanitario andaluz en el segundo peor de todo el país: profundizando la privatización de la sanidad y el desmantelamiento de la atención primaria. Paralelamente se ha continuado la lógica del gobierno anterior de Susana Díaz con Ciudadanos profundizando el cierre de líneas en la enseñanza pública, mientras se hacen acuerdos para abrir universidades privadas.

También el medioambiente ha sufrido una política al servicio del capital: la legalización, con el apoyo del PSOE, de centenares de regadíos ilegales han puesto a Doñana al borde del colapso ecológico, la nueva ley de suelo profundiza un modelo productivo basado en la especulación inmobiliaria que pretende hacer de entornos naturales como Tarifa, Cabo de Gata o Maro, un mecanismo para el enriquecimiento de unos pocos.

Se ha profundizado en la destrucción de la industria andaluza con el cierre de Airbus en Puerto Real o de Coca Cola en Málaga sí como el intento de cierre de Zumosol en Palma del Río. Mientras tanto, la salida de la crisis de la pandemia se ha planteado en clave de monocultivo de turismo, haciéndonos aun más dependientes de ese sector.

De esta manera, el paro y la precariedad siguen siendo la crisis permanente de los trabajadores andaluces. No se puede olvidar la innombrable situación de antiguas zonas industriales como Linares o el Campo de Gibraltar, azotados por la pobreza y la falta de futuro. Pero también tenemos que tener en cuenta la inhumana situación de sobreexplotación a la que los patronos de la agricultura someten a los trabajadores migrantes, siendo las fotografías de los invernaderos de Almería o Huelva la punta del iceberg de un sistema inhumano.

Frente a eso, la clase obrera en Andalucía, a diferencia de los líderes del oportunismo, no ha parado de luchar. Por supuesto hay que hacer mención a la histórica huelga general del metal en Cádiz ha sido una auténtica escuela de combate para los trabajadores gaditanos. Pero tampoco debemos olvidar a los trabajadores de Zumosol que llevan meses encerrados en la planta de Palma del Río o los trabajadores del sector aeronáutico que han protagonizado importantes luchas como la subrrogación de LTK en Sevilla. También podríamos hablar de las trabajadoras del sector del manipulado hortofrutícola en Almería o de las limpiadoras de Córdoba o la Universidad de Málaga.

Y por todo ello nos presentamos a las elecciones. Para plantear al conjunto de la clase obrera andaluza un programa de lucha contra los monopolios y sus gobiernos cómplices. Ese programa nos ha de servir para generar una fuerte alianza social que luche desde cada puesto de trabajo, cada barrio, cada pueblo, facultad o instituto. Hoy, ya, en este mismo momento, proponemos una serie de medidas para articular la lucha obrera y popular con la mirada puesta en el derrocamiento del capitalismo. Sabemos que no las aprobará el parlamento capitalista con sede en el Hospital de las Cinco llagas , pero nosotros las vamos a defender igual, en la calle y en las instituciones. Son nuestra guía de acción, nuestra propuesta inmediata a nuestra clase y a nuestro pueblo.

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