Sobre la huelga de enseñanza en Madrid: en un acto de responsabilidad, decimos “basta”

Hay quien cree que puede tensar la cuerda sin que esta vaya nunca a romperse, añadiendo grandes dosis de tensión confiando en la capacidad del tejido para resistir. Cuando el material no da más de sí y rompe con una violenta sacudida, estas personas quedan desconcertadas al recibir un latigazo que les recuerda que hasta aquí, que han tensado demasiado la cuerda.

La convocatoria de huelga en Madrid para el primer día de las grandes etapas educativas ha sido pospuesta en los momentos de redactar este artículo, aunque muchos somos quienes aun confiamos en las asambleas para darle la vuelta a una decisión sindical errónea, que debilita la movilización. El cambio de fechas en la convocatoria que se traslada a los días 22 y 23 de septiembre se hace bajo la argumentación de que las promesas anunciadas en rueda de prensa por el Gobierno Regional son una victoria y sin tener en cuenta que existe también un Gobierno Central que decide seguir haciendo dejación de funciones en la materia, más preocupados por reactivar el turismo y pagarle la cuenta de los ERTEs a la patronal que a diseñar una vuelta segura a las aulas.

La convocatoria en los términos planteados inicialmente eran ese latigazo contra la irresponsabilidad en la planificación del curso escolar para una vuelta segura a las aulas. Durante años se ha tensado la cuerda con privatizaciones, medias tintas, promesas incumplidas en materia de recuperación de condiciones laborales perdidas en los recortes de la anterior crisis y ha acabado de romper al queremos mandar a nuestras aulas como si no hubiera una pandemia.

Si en los meses de marzo a junio la improvisación fue manifiesta y la preocupación de las administraciones fue, ante todo, ofrecer una imagen de cierta normalidad con la enseñanza a distancia, solo el gran esfuerzo y dedicación del profesorado, respaldado por la responsabilidad del alumnado y la sobrecarga en el entorno familiar para dar soporte a la enseñanza, pudieron salvar la enseñanza de algunos contenidos curriculares a distancia.

Pero la labor educativa es mucho más que eso. Somos educadores y no vamos a aceptar la infravaloración de nuestro trabajo, que persigue el desarrollo integral del alumnado, por su equiparación con la formación en una serie de contenidos utilizando cuatro plataformas (privadas para más señas) de enseñanza online. Nuestra defensa de la presencialidad y el rechazo de la merma para la calidad educativa que supone la teledocencia, agravada por los elementos clasistas de acceso a medios digitales, de formación del núcleo familiar, de las condiciones de vivienda y de trabajo de las familias… pasa por la necesidad de adoptar toda una serie de medidas reales para la disminución del riesgo para la salud, medidas que quien lleva años atacando a la escuela pública no está dispuesto a tomar y menos aun exigírsela a la enseñanza privada, pues su lucrativo negocio podría verse gravemente mermado.

La fórmula es más bien sencilla, reducción de ratios, contratación de miles de trabajadores docentes y no docentes y habilitación de nuevos espacios para la función educativa. Las medidas anunciadas por el Gobierno de la Comunidad de Madrid son completamente insuficientes y se presentan sin concreción, pero es que además introducen toda una serie de ataques al derecho a una educación de calidad sin tan siquiera revertir los últimos recortes en la educación pública.

No existiría el riesgo cero y podrían adoptarse funciones específicas para el personal de riesgo e incluso para quienes convivan con personas con esta condición, pero estamos hablando de una gran inversión en la educación pública, que no está entre las prioridades de los gobiernos al servicio de la patronal.

Ante esta situación, se han sucedido las asambleas de docentes durante el verano, convocadas desde un espacio sindical unitario. La masiva participación en las mismas demostró que era el momento de dar un golpe en la mesa y de ahí surgen las primeras fechas de huelga. El cambio de la decisión de las asambleas sin que los trabajadores hayamos sido convocados a nuevas asambleas no es un buen síntoma y se abandona a compañeros de especial e infantil durante dos semanas, mientras que no se arranca ni una sola concesión para el personal de riesgo.

Si bien es cierto que gracias al anuncio de huelga, el Gobierno Regional se vio obligado a mover ficha, el cambio de fechas ha sido celebrado por Ayuso y Ossorio. Aun estamos a tiempo de reconducir la movilización para borrarles la sonrisa, empleando las herramientas tradicionales de movilización, articulando también mecanismos de protesta en condiciones de un posible confinamiento generalizado o ante la ya anunciada semipresencialidad en Madrid.

Si a finales del curso pasado asumimos, por responsabilidad, continuar como fuese con el curso, este, por responsabilidad, decimos que así no se debe empezar. Demos un nuevo latigazo para que en el BOCM se concreten nuestras reivindicaciones, hasta entonces no tenemos nada de quien ninguna confianza nos merece.

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